DISCLAIMER:
El autor del presente artículo no pretende arremeter contra la ideología del progresismo (también conocida como izquierda liberal-democrática), la cual es considerada válida y necesaria, porque da voz a colectivos y minorías que a veces no son escuchadas por el discurso más conservador. Tampoco se quiere hacer un uso despectivo del término «progresista», como lo suelen hacer los enemigos de dicha ideología con el uso de adjetivos como "progre", "socialconfuso" o "caviar". Lo que sí se pretende aquí es demostrar científicamente, en base a una lectura analítica y comparada de Sapiens, de Yuval Harari, que su pensamiento se aproxima bastante a la doctrina progresista, aunque no del todo. De ahí que se use el prefijo «cuasi» (del latín quasi) para formar el neologismo «cuasiprogresismo». Para tal fin, en consonancia con el propósito de este artículo, se tomará como paradigma del progresismo moderno al expresidente de los EEUU, Barack Obama.
1. ¿QUIÉN ES YUVAL HARARI, AUTOR DE SAPIENS?
La pregunta que da título a este apartado puede parecer obvia porque el autor de Sapiens es uno de los ensayistas más leídos del mundo, con una presencia en medios de comunicación casi omnipresente. Por tanto, la obra de un autor con mucha llegada al público debe ser tratada con escrutinio para saber si el contenido del mismo coincide con la cualidades que se le atribuyen.
Entre algunos datos biográficos de Harari, nació en 1976 en Kiryat Atta, Israel. Es conocida su orientación homosexual, su veganismo y sus indiscutibles méritos académicos (Phd. en Oxford y es profesor en la universidad de Jerusalén), pero su persona no es objeto de estudio sino su obra. Este autor ha escrito otros ensayos que han sido best sellers como Homo deus (2016) y 21 Lecciones para el siglo XXI (2018).
Llama la atención que entre los medios de comunicación más influyentes como la BBC (2018) lo hayan etiquetado como «Filósofo futurista». Otra razón más, entre muchas, para estudiar su obra.
2. ORÍGENES DEL PROGRESISMO
Antes de entrar de lleno en el libro es imprescindible conocer los inicios del progresismo a nivel histórico, para poder hacer una equivalencia entre esta ideología y el pensamiento vertido en Sapiens, de Harari.
En el siglo XVIII, también conocido como el siglo de la Razón y de las Luces, aparecieron las ideas de progreso y modernización para mejorar la condición humana en general. Es así que en el siglo de la Ilustración (Sánchez 1981), el ser humano es conciente de su papel como único responsable del mundo. Asimismo, estas nuevas ideas de progreso veían a la iglesia cristiana como un obstáculo para llevar a cabo los cambios que propugnaban las ideas progresistas.
Un siglo antes de la Ilustración, en la revolución inglesa del XVII, los terratenientes y las élites urbanas al mando de Oliver Cromwell arrebataron el poder a la monarquía. Cromwell (Paul 1955) más que un revolucionario burgués fue un líder religioso (protestante); es decir, este líder revolucionario, a fin de cuentas, era conservador. Dos años después de su muerte en Inglaterra se volvió a "la normalidad" con la la vuelta del monarca Carlos II al trono en lo que se llamó período de Restauración inglesa (Briggs 1994).
Al mismo tiempo, desde el siglo XVII pensadores liberales como John Locke (2010) propusieron la libertad de elegir la religión que la persona quería profesar sin la intervención del poder político, la reducción del estado y que se otorguen garantías de las libertades individuales. Sin embargo, en las revoluciones de EEUU y Francia del siglo XVIII se acabó con el Antiguo Régimen monárquico dando como resultado la independencia de Inglaterra y la muerte del rey francés Luis XVI, respectivamente. Cabe añadir que tras la derrota de Napoleón, los aliados impusieron la Restauración monárquica en Francia, pero ésta tuvo un período breve de 1814 a 1830.
Para realizar estos cambios profundos en la sociedad se requirió de ingentes recursos económicos. Según Gudynas (2004: 28): «La herencia europea del desarrollo ponía el acento en el crecimiento económico como generador del progreso social y político».
A inicios del siglo XX, Ortega y Gasset (1923, citado en De Haro 2003) criticó el progresismo científico y técnico, que venía del siglo XIX, con el calificativo de «progresismo [...], utopismo son solo y un único "ismo"».
Ante este nuevo escenario de pensamiento político derivado del liberalismo, Michéa (2009) plantea que el progreso moral de la humanidad es interpretado como una forma de multiculturalismo tolerante. Entendiendo tolerancia como respeto y empatía. Así, se puede identificar dos factores que aparecen en la nueva era liberal de Occidente: la tolerancia y la libertad de los individuos. Ambos son características del progresismo moderno.
Otra forma de ver y entender el progresismo es desde la economía (Zibechi 2015: 117-118): «entiendo por progresismo aquellos gobiernos que han intentado cambios en lo que fue el Consenso de Washington, pero nunca aspiraron a trascender el capitalismo en su fase extractiva y financiera». Es decir, todo cambio social es permitido dentro de las reglas de juego que impone el liberalismo económico y democrático. Fuera de ese espectro el progresismo pierde su esencia y adquiere ribetes radicales que podrían convertirse en comunismo. Si bien el progresismo cree en la democracia y el libre comercio, también plantea cambios sustanciales en la sociedad que colisionan con los valores tradicionales del conservadurismo político y social.
De acuerdo con Sousa Santos (2002, citado en Valladares; Castro 2008), el multiculturalismo progresista: «atenúa las diferencias y pugna por que se acepte otra noción de derechos cuyo nivel de abstracción no enmascare las desigualdades, y por unos derechos organizados y concebidos políticamente».
Ya entrados en el siglo XXI, en una entrevista Stiglitz (2020) propone en su libro «Capitalismo progresista» un nuevo contrato social porque se necesita:
«Un nuevo vínculo entre los mercados, el Gobierno y la sociedad civil, donde el mercado va a jugar un papel importante: el capitalismo va a ser parte de la solución, por supuesto no ese tipo de capitalismo sin restricciones asociado al neoliberalismo que ha tenido resultados desastrosos para la sociedad» (eldiario.es 22 de febrero de 2020).
Sin duda, gracias a la solidaridad humana es un hecho que ha habido avances en el reconocimiento de derechos de minorías en desventaja social y en sectores de la población excluidos del desarrollo económico. Para Rorty (1991, citado en Valencia 2009: 8) la idea de «progreso moral» ha permitido una legislación solidaria con los grupos desfavorecidos, aunque no ha salido fuera del ámbito antropocéntrico para incluir derechos a especies animales no humanas.
Para solventar esta carencia en la legislación sobre los derechos de los animales, la UNESCO (Valencia 2009) aprobó la Declaración Universal de los Derechos de los animales en 1977 y posteriormente fue aprobada también en la ONU, aunque no es del todo concluyente a la hora de definir dichos derechos. Sin embargo, ha sido un avance notorio a lo que había anteriormente.
3. BARACK OBAMA, PARADIGMA DEL PROGRESISMO MODERNO
Una propuesta interesante de Beck (1998, citado en Coronado 2008), tratando el tema del globalismo, es la teoría de los espacios sociales transnacionales que sustituirán al tradicional concepto de Estado-nación. Cuando en 1963 el líder del partido demócrata en su calidad de presidente de los EEUU, John F. Kennedy, dijo ante miles de berlineses Ich bin ein Berliner (soy berlinés) dio la impresión de anticiparse a Beck con esa oración en alemán que se quedó grabada en los libros de historia.
Desde la campaña presidencial de 2008, Barack Obama, a quien le gustaba citar a Kennedy en sus discursos, llevaba el lema de progress (progreso) en su carteles como se puede apreciar en la imagen adjunta. También usaba carteles con la palabra hope (esperanza), que caló positivamente sobre todo en las minorías étnicas y sociales (hispanos, afroamericanos, asiáticos, feministas, comunidad LGTBI e inmigrantes en situación irregular, etc.) en EEUU.
En una investigación (con recopilación de datos mediante encuestas) sobre orientación política, el psicólogo social John Jost (2006) propuso que en base a una pregunta direccionada hacia la izquierda/liberal o derecha/conservadora, fue bastante eficaz para encontrar resultados así como también de otros pensamientos, sentimientos y conductas.
En otros estudios, según el centro de Investigaciones Pew Research Center (2014), entre las posiciones liberales (progresistas) se encuentra que:
«... la discriminación racial es el principal motivo por el que mucho negros no pueden progresar en la actualidad; los inmigrantes fortalecen el país con su trabajo duro y sus talentos; una buena diplomacia es la mejor manera de asegurar la paz; las corporaciones obtienen ganancias demasiado grandes; leyes y regulaciones ambientales más estrictas justifican el costo; la homosexualidad debe ser aceptada por la sociedad» (Domínguez 2019).
Así pues, en un primer y rápido acercamiento para definir qué es progresismo, se puede decir que es lo opuesto a conservador y que, obviamente, existe polarización entre ambos. En este punto a veces ocurren confusiones de términos como «progresismo liberal», y «derecha liberal». Esto sucede porque el liberalismo es una doctrina política que abarca la libertad individual y social, y la participación del sector privado en lo económico y cultural, con una reducción de la intervención del Estado. Todo esto lo propone el progresismo, pero los partidos de ideología conservadora o de derecha extraen del liberalismo solo el aspecto económico para sus intereses y descartan los demás aspectos.
Para Obama el tema medioambiental (Sainz 2013) está en los primeros lugares de su agenda. No quedó satisfecho con el desempeño en ese aspecto en su primer gobierno (2008-2012) y se propuso repotenciarlo para su segundo gobierno (2012-2016).
De acuerdo con De la Rasilla (2009), Obama en política exterior se muestra partidario de la no violencia y propone una escalada de desarme nuclear de Rusia, Corea del Norte e Irán. Es así como ha creado una imagen de ser un líder políticamente correcto (Pastor 2009), con un mensaje de esperanza con el que muchos jóvenes se sienten identificados (Pérez 2008).
Por otro lado, el pacifismo de Obama se puso de manifiesto porque fue «elegido para poner fin a los conflictos iniciados por su predecesor (George W. Bush) y no para iniciar nuevos» (Corral 2015: 2). Asimismo, gracias a su interés por estrechar lazos de amistad y cooperación entre el mundo islámico y los EEUU se le concedió el Premio Nobel de la Paz en el año 2009.
4. EL PROGRESISMO DE SAPIENS
A largo de este ensayo, son muchos los lugares donde se puede identificar el pensamiento del autor con la ideología progresista. A continuación, se mostrará una serie de ejemplos representativos al respecto:
4.1 Desplazamiento de la iglesia
En la siguiente cita, Harari (2018) pone en evidencia el desplazamiento progresista de la iglesia en favor de la responsabilidad humana en el mundo: «Podemos urdir mitos comunes tales como la historia bíblica de la creación» (p. 38).
4.2 Tendencia a la utopía
Harari en «Sapiens» es utópico, un rasgo común entre los progresistas, al considerar mitos a las leyes, a la justicia, a los derechos humanos y al dinero: «Los sistemas judiciales se sostienen sobre mitos legales comunes [...] porque todos creen en la existencia de leyes, justicia, derechos humanos... y en el dinero que se desembolsa en sus honorarios» (p. 41).
4.3 Ecologismo selectivo
Harari se muestra ecologista, pero su ecologismo es un tanto sui generis: se centra exclusivamente en la extinción de la flora y fauna debido a la presencia del homo sapiens en diversos lugares del mundo. Es decir, su ecologismo es selectivo porque para él el verdadero daño ecológico de los sapiens está en que ha ocasionado la desaparición de ciertas especies de flora y fauna, y no tiene en cuenta otros tipos de daños al medioambiente como la contaminación de las industrias y el efecto invernadero, la contaminación de ríos y lagos por la minería, etc., que perjudica la vida de los humanos. Pareciera como si para Harari el único perjuicio ecológico es la extinción de especies, pero se olvida que también los seres humanos terminan perjudicados por los gobiernos y ciudadanos que no tienen en cuenta la ecología. En ese sentido, el pensamiento de Harari coincide por omisión con Pinchot (Worster 1995, citado en Gudynas 2004: 15) cuando propone que: “el desarrollo y uso de la tierra y todos sus recursos [son] para el permanente beneficio de los hombres”. En otras palabras, si bien la extinción de especies por parte de los sapiens modernos es terrible, también lo es para los propios seres humanos: «Entre los grandes animales del mundo, los únicos supervivientes del diluvio humano serán los propios humanos, y los animales de granja» (p. 92). Aquí se equivoca rotundamente Harari porque si hay un diluvio humano los segundos en desaparecer, después de las especies en peligro de extinción, serán los propios humanos. El desastre será tal que se tendrá que buscar hacer habitable algún planeta cercano para que la humanidad pueda migrar hacia allí.
4.4 Crítica al capitalismo occidental
El autor de «Sapiens» considera que el capitalismo es un mito romántico: «los deseos más apreciados de los habitantes modernos de Occidente están conformados por mitos [...] capitalistas y humanistas que han estado presentes durante siglos» (p. 134). También se muestra crítico con la mentalidad occidental capitalista entre ricos y pobres:
«la jerarquía de ricos y pobres, que ordena que la gente rica viva en barrios separados y más lujosos, que estudien en escuelas separadas y más prestigiosas y que reciban tratamiento médico en instalaciones separadas y mejor equipadas, les parece perfectamente sensata a muchos norteamericanos y europeos» (p. 156).
4.5 Feminismo
Es bastante contundente con esta afirmación: «En todas partes la gente se ha dividido en hombres y mujeres. Y casi en todas partes los hombres han obtenido la mejor tajada» (p. 165) y complementa esta idea con: «El patriarcado ha sido la norma en casi todas las sociedades agrícolas e industriales y ha resistido tenazmente a los cambios políticos, las revoluciones sociales y las transformaciones económicas» (pp. 174-175).
4.6 Pro LGTBI
En este apartado Harari muestra su apoyo a la comunidad LGTBI: «a la madre Naturaleza no le importa si los hombres [del mismo sexo] se sienten sexual y mutuamente atraídos» (p. 167) y, seguidamente añade que «nuestros conceptos de "natural" y "antinatural" no se han tomado de la biología sino de la teología cristiana» (p. 168).
4.7 Xenofobia evolutiva y multiculturalismo
El autor indica, según su punto de vista, el lado oscuro del proceso evolutivo: «La evolución ha convertido a Homo sapiens, como a otros animales sociales, en un ser xenófobo» (p. 219) y, a su vez, es evidente que su postura está a favor del multiculturalismo.
4.8 La democracia ante todo
Si bien la ideología progresista se encuentra dentro del espectro político de la izquierda (democrática y muy cerca al centro político) y pese a su carácter reformista y de cambio, el progresismo cree en el sistema democrático cómo forma de gobierno. Por tanto, se desmarca de ideologías antidemocráticas como el comunismo: «Al igual que las demás religiones, el comunismo también tiene sus Sagradas Escrituras y libros proféticos como, El Capital, de Karl Marx» (p. 254).
4.9 Animalismo
El autor muestra empatía con el sufrimiento que padecen los animales en general: «los mamíferos y las aves poseen una constitución sensorial y emocional compleja. No solo sienten dolor físico, sino que pueden padecer malestar emocional» (pp. 377-378).
4.10 Contra el tradicional concepto de Estado-nación
Harari da argumentos absurdos para destruir el concepto de estado-nación: «La nación es la comunidad imaginada del Estado [...] porque es imposible que [...] todos los miembros de una nación se conozcan unos a otros de la manera en que los aldeanos se conocían en el pasado» (p. 398).
4.11 Cientificista
El autor pone en manos de la ciencia toda la felicidad humana y no tiene en cuenta otros factores fuera de la ciencia como los valores de la compasión, justicia o verdad: «La felicidad duradera proviene solo de la serotonina, dopamina y la oxitocina» (p. 426).
5. ¿POR QUÉ HARARI ES CUASIPROGRESISTA?
De no ser por los dos puntos que se expondrán a continuación se podría decir que se está ante un ensayista progresista, pero tal cualidad aunque no es completa es bastante aproximada:
a) Harari es un progresista atípico o cuasiprogresista porque niega la existencia de uno de los pilares fundamentales del progresismo, como son los derechos humanos: «Es fácil aceptar que el Código de Hammurabi era un mito, pero no queremos oír que los derechos humanos sean asimismo un mito» (p. 129-130). Y remata el exabrupto anterior con lo que sigue a continuación: «Los principales mandamientos del humanismo están destinados a proteger la libertad de esta voz interior [la voz de la humanidad] frente a la intrusión o el daño. A estos mandamientos se les conoce colectivamente cómo "derechos humanos"» (p. 257).
b) Por lo expuesto en el apartado 2 y 3, con los orígenes del progresismo y Obama como modelo del progresismo, respectivamente, ha quedado demostrado que el autor de Sapiens tiene muchas coincidencias con lo que se ha expuesto en dichos apartados. Por tanto, rechaza su liberalismo por tener éste raíces cristianas que se confrontan a su ateísmo: «el humanismo liberal santifica a los humanos, no niega la existencia de Dios y, en realidad, se basa en creencias monoteístas. La creencia liberal en la naturaleza libre y sagrada de cada individuo es una herencia directa de la creencia cristiana» (p. 257).
6. CONCLUSIONES
Las coincidencias entre el pensamiento de Harari vertido en su ensayo Sapiens y la ideología progresista han quedado demostradas. No obstante, en el apartado 5 se puede observar que hay discrepancias entre el autor y los puntos a) y b), de dicho apartado, en cuanto a la existencia de los derechos humanos y el innegable carácter cristiano que tuvo el liberalismo en sus orígenes.
Pese a estás discrepancias, que pueden verse como insalvables, el hecho real y demostrado es que la ideología del progresismo como proceso histórico está indiscutiblemente en Sapiens de Harari. Y el rechazo de este autor a lo expuesto en el apartado 5 no tiene sustento histórico ni lógico. Si bien la historia no es una ciencia natural exacta, porque puede modificarse con nuevos hallazgos fósiles o manuscritos, sí puede dar cuenta casi al cien por cien de los procesos que acontecieron en cada etapa de la humanidad.
Por otro lado, la lectura de Sapiens es un recorrido interesante desde la paleontología a la historia moderna. Son destacables los capítulos dedicados a la revolución agrícola y la cognitiva y los fragmentos dónde trata el ADN y el desarrollo genético.
El autor propone al lector una nueva forma de entender y ver el mundo en la actualidad. Toma datos históricos y científicos y lo suma a sus personalísimos puntos de vista. En ese sentido, ya no actúa como un historiador per se, sino como un filósofo que interpreta el pasado y el presente y los modifica. El producto o resultante de todo esto es Sapiens, un ensayo transgresor que va más allá de la historia y la ciencia mezclada con filosofía. Por tanto, la pretensión de este libro no es meramente informativa o cultural, sino que pretende persuadir al lector de acuerdo con el contenido filosófico del mismo.
Finalmente, Sapiens es un libro que se sustenta en la historia para ofrecer una filosofía global de cómo entender el mundo. Esta filosofía puede hacer del lector un lector militante o simplemente un lector observador del trasfondo progresista que hay en él, aunque el autor rechace dos valores fundamentales del progresismo, como son los derechos humanos y el liberalismo. En ese aspecto, el libro es también contradictorio. Lo que sí está claro es que desmarcarse del progresismo y el liberalismo le ha servido a este autor para presentar su mensaje novedoso, aunque desde el presente estudio comparativo que desde aquí se ha hecho se duda de ese contenido innovador que presenta.
En definitiva, Sapiens no es un ensayo al uso, aunque lo parezca, sino que es un discurso político (de ideología cuasiprogresista) que busca persuadir e incorporar nuevos adeptos.
Juan Post™
Lima, noviembre de 2021
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